sábado, 13 de febrero de 2016

Apagada pero no fundida

Apagada pero no fundida,
en el abismo pero aun no caigo.
A un paso de poder hablarte de nuevo, a un paso de oír tu voz salir de entre tus rojos labios. A un paso de poder preguntarte lo que tanto ansío saber: ''¿Qué tal te va todo sin mi?''. De lo que no estoy segura es de si podría resistir la respuesta. Si podría resistir el que te vaya mejor que a mi. Que hubieses superado todo lo nuestro, algo que yo no he conseguido ni conseguiré. Porque tú eres esa persona que aunque pasen años, décadas incluso, siempre estarás en mi mente. Siempre estarás conmigo, velando por mi, supongo. Siempre serás parte de mi, de mi ser aun cuando tu te hayas ido.
Pero ahí estas, con tu vestido blanco de los años 50, tus labios rojos. Esos labios... Esa boca con la que he compartido tanto. Solo acercarme, no debe ser tan difícil, ¿no?
Hoy es el día de tomar una decisión: o tú o yo.
O permitirme acercarme a ti y recuperarte y al hacerlo dejar que lo peor que te podría haber pasado, volviese a ti, siendo yo algo que te hace mal.
O dar media vuelta y cobrar tu felicidad por mi infelicidad, por mi vacío interior. Y no volver nunca a ser aquello que algún día fui a tu lado. Ser de nuevo aquella persona triste y melancólica que te encontraste y enamoraste hasta las trancas y luego abandonaste haciéndola más desdichada si cabe, con el corazón roto.
No sé qué hacer. Solo sé que te necesito, solo sé que te quiero. Solo sé que sin ti no soy nada, que si vivir significa no tenerte, prefiero irme para siempre.
Ya tomé una decisión, pero no lo quería admitir. Te dejaré... te dejaré pero para siempre. Dejaré la desdicha, dejaré todo el mal que haces, dejaré todo.
Siento decir que terminé por no solo apagarme, sino por fundirme completamente, que al final caí al abismo... y para siempre.

No hay comentarios :

Publicar un comentario